viernes, 8 de junio de 2007

pedacito de felisberto.



V.

Ahora, yo recuerdo cosas que no son de tanta violencia interior, que son más exteriores e inconscientes, pero que son mucho más bellas. Cuando yo andaba por entre estas paredes verdes y tenía el ataque de amarla, llegaba hasta la puerta, y aunque no lo abría, sentía cómo era afuera la calle que pasa por mi casa y los árboles de enfrente; y todo esto, junto con ella. También, a veces, caminando en sentido contratio, cruzaba una cortina amarilla y llegaba hasta el patio que tiene paredes de color naranja, y que en ese momento estaba un poco oscuro. En ese patio, al dar vuelta en la semioscuridad, también tuve momentos extraordinarios. Poco después que pasaron aquellos momentos extraños en que andaba por esta pieza y el patio, y sentía cómo era la calle que pasaba por mi casa y los árboles de enfrente; después que estuve en el escritorio y quise escribir, después que sufrí la traición de lo lento y lo medido; entonces, después, al mucho rato, pensé suavemente en ella y en mí: me imaginaba cómo sería cuando nos diéramos el primer beso, cómo sería de ancha su cara cuando yo estuviera hundido en ella, y cómo sería el silencio de alrededor de ese beso.

Hace dos días, Felisberto Hernández

1 comentario:

bp dijo...

ton corps souple si troublant comme un lys est tout blanc! le lys n'est pas si blanc que ton corps si troublant

Tu cuerpo ligero, tan perturbador como un lis, es tan blanco. El lis no es tan blanco como tu cuerpo tan perturbador.

(leo traduit!)