Pablo me llamaba compulsivamente
de teléfonos públicos
una vez le robaron mientras hablábamos
corto tranquilo mientras me decía
te dejo que tiene un chumbo
antes no había ni mensajes de texto,
ni ringtones,
y yo me acordaba un montón de números,
te podía llamar desde cualquier teléfono
en cualquier esquina
ahora, adornados de volantes de telachupo
ordenaditos sobre la carcaza celeste,
se tragan mis monedas como una profesional:
sin hablar.
martes, 24 de febrero de 2009
teléfonos públicos
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3 comentarios:
Qué bien, mojito.
La compulsión era una cosa
el profundo cariño, otra
mis adorados teléfonos públicos
convertidos en un puti club
besos desde la Punta del Diablo, tomo una pilsen por vos.
Pablo
Pablo, no vuelvas a buenos aires, xq vas muerto
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